Descifrando al destino

La risa del destino me levantó de morir
mientras la casualidad deshilaba sabanas de sedas
teñidas de vacío y soledad
con el propósito de sacudir la rutina
para desorientarme y perder el sentido
marcándome su día y hora
en un calendario que no tiene meses
pero que cobra vida.

Me tienes a tu merced
una y otra vez caigo en tu ironía
con un código que no existe
por ese dialecto autóctono
que dice mira y no observes
burlándose de mis pasos
para crear su mapa
que comienza desde mis fracasos
y termina cautivándome.

Continúa con tu arte
y pintame de reojo
enmarca mis recuerdos
para luego, descifrarte.